La intención del blog no es ni acumular datos sobre la actuación de don Hipólito en el gobierno ni enumerar exhaustivamente las cosas que hizo bien o que pudo haber echo mal. Por el contrario, se trata de definir el pensamiento Yrigoyenista. Notoriamente es fácil darse cuenta como a triunfado la historia “anti - yrigoyenista”, aquélla que se enseña en los colegios. Por lo tanto la figura del gran caudillo radical a quedado menospreciada y desvirtuada. Pero sin embargo, el yrigoyenismo tomó una relevancia muy importante en la historia nacional, diferentes sectores se acercaron al movimiento y fueron muchas las formas en que se las llevó a la práctica; FORJA, creyendo que el peronismo era la mejor forma de continuar la obra del ex presidente radical, el movimiento del “yrigoyenismo intransigente” con Lebensohn y tantos otros que crearon “La declaración de Avellaneda”. Inclusive hubo hasta sectores de la izquierda, como el comunista Puiggrós. Con el correr de los años la esencia del yrigoyenismo se perdió, por la misma incapacidad de los dirigentes del partido al que pertenecía de representar sus ideales. Es así, que a modo de introducción del blog, deseo explicar, a grandes rasgos, por qué me considero yrigoyenista y cuál es la importancia de serlo.
Para poder entender al viejo es necesario tener cierta consciencia del contexto nacional y quizás internacional. Argentina venía de un sistema “republicano” oligárquico que respondía a los intereses de los grandes terratenientes y a su vez a los de las grandes potencias capitalistas del primer mundo. Económicamente era un modelo agroexportador, por lo que se había entrado a la división internacional del trabajo como exportadores de materias primas. Era una época en que la economía florecía y la nación era la séptima economía del mundo. Pero claro, la gran parte de la población sumida en la pobreza extrema, una educación paupérrima y una clase dirigente que al entrar en el gobierno salía con los bolsillos repletos de dinero. El marco de la corrupción y una terrible crisis económica da pie al surgimiento del radicalismo de Alem, donde Yrigoyen comenzaría sus pasos. Es importante esto porque el gobierno radical del caudillo sería la consumación de las aspiraciones radicales, ya que en el período alemnista el partido se atendría a revoluciones y abstenciones electorales con mucha valentía.
Ahora bien, Yrigoyen no venía a contrarrestar el modelo agroexportador, ningún presidente lo quiso hacer, el proceso de industrialización en el país fue lento, doloroso y prácticamente se desarrolló por causas externas que internas (Crisis del año 30). En cambio, provenía de una gran influencia filosófica del krausismo y de la creencia de la importancia de la moral y la ética. Sin duda cobra mucho valor en la teoría yrigoyenista esta característica. Pero no hay que quedarse en esto, es común que el yrigoyenismo quede encerrado en una cápsula de lo “moral y lo ético” disminuyendo la potencialidad de su figura. La ética y la moral provenientes del krausismo, hizo que tome una postura en contra de un sistema oligárquico corrupto que se enriquecía. Por eso toma una postura austera (morirá en una especie de conventillo con pocas pertenencias personales) y hasta anti – oligárquica. “Somos la causa (lo popular, lo nacional, lo argentino) contra el régimen (lo oligárquico, lo extranjero, lo corrupto). Es importante entender que se consideraba que la UCR era la única que había atentado contra el régimen oligárquico, que creían contrario a los intereses de la patria. El propio Yrigoyen expresará que “la nación ha dejado de ser gobernada para gobernarse por si misma”. Por lo tanto la teoría yrigoyenista tomará carácter ideológico y teórico, alejado de lo económico. No tendrá un plan de este tipo, no presentará un sistema alternativo en cuanto a lo financiero, lo que lo hará muy criticado por la oposición, extra partidaria y hasta los propios miembros del partido. Será justificado por don Hipólito de la siguiente forma “extraviados viven los que piden programa de gobierno a la causa reivindicadora […] Sería lo mismo que pretender el ejercicio de instituciones que no se han fundado o la aplicación de una constitución que no se ha hecho”. Por el contrario, lo que Yrigoyen creía es que a través de la actividad cívica, la participación de todo el pueblo se iba a lograr una sociedad más justa, cooperativa y solidaria. No hablamos aquí ni expropiaciones ni de una sociedad monoclasista como la del marxismo. Si bien algunos le atribuyen “características socialistoides” la intención del caudillo era la convivencia en paz de todos los sectores. Buscará continuamente el diálogo entre empresario y obrero, generalmente con salidas exitosas en la que ambas partes quedaban satisfechas. En su gobierno el obrero tuvo una mejora salarial considerable y las condiciones de trabajo aumentaron, ganando rápidamente la confianza del pueblo trabajador, que, remarquemos, era muy pequeño ya que casi no existía un proletariado con consciencia de clase o bien organizado. Indudablemente sentirá en lo más hondo las injusticias sociales. En su utópica sociedad solidaria no podrá haber oprimidos ni desigualdades. Por lo que consideraba que los latifundios de los terratenientes iban en contra del bien de la nación, es por eso que pensó una Reforma Agraria y un proyecto educativo para el campesinado, que obviamente fue rechazado por un Poder Legislativo en el que la UCR era minoría y los conservadores mayoría. Pero lo importante es entender cual es la ideología yrigoyenista, no que se hizo o que se pudo hacer, ese sería un análisis histórico y lo que aquí se intenta es una descubrimiento de la teoría política y del yrigoyenismo como ideología (Obviamente para esto hay que hacer una mirada histórica).
Otro carácter del yrigoyenismo aparte de su ideal de sociedad es el principio de que todo recurso nacional y todo bien que se encuentre en el territorio del país, debe pertenecer a éste y responder a los intereses del Estado y no a las empresas extranjeras, monopolios, trusts, etc. Apostó al autoabastecimiento basado en los principios de la autodeterminación de los pueblos. Creó YPF porque creía que el petróleo debía ser explotado únicamente por el Estado. Con los mismos fines amplió las vías férreas estatales, creo la primera marina mercante nacional, intervino en la economía el Poder Ejecutivo por primera vez en la historia de 1810, propuso la reforma agraria, mantuvo el monopolio del Estado en la explotación de minas y del suelo, etc. Todas estas medidas le trajeron muchas críticas de los liberales y le ganó numerosas enemistades, sobre todo extranjeras.
Fue un propulsor del panamericanismo. Pensó que América debía unirse para luchar contra el imperialismo, se convirtió en acérrimo antiimperialista. Se podría decir, con mucha razón que fue el presidente argentino que más lucho contra el Imperialismo. No sólo con medidas económicas como por ejemplo la creación de YPF, su antiimperialismo fue más profundo, se solidarizó con los pueblos oprimidos, en especial con aquéllas victimas de la ambición expansionista de los Estados Unidos. Si bien la gran potencia norteamericana intentó mejorar las relaciones con el presidente Argentino éste siempre se resistió, rechazando invitaciones a cenas con el presidente americano y estadías en lujosos hoteles. Don Hipólito luego de rechazar, en una ocasión, dijo “El hecho moral se ha producido”. Como siempre vemos latente el significado de la moralidad y la ética en el yrigoyenismo. El caudillo va a respaldar la causa Sandinista en Nicaragua, oponiéndose en un discurso en una convención de naciones a la invasión yanqui. Se cree que Sandino e Yrigoyen habrían tenido una relación y colaboración entre ellos. También exigió a un barco nacional que salude al pabellón dominicano, cuando el capitán de la embarcación le preguntó si saludaban a la marina norteamericana, que recientemente había ocupado dicha nación. Este antiimperialismo y esta solidaridad se basan en los principios de que los pueblos deben progresar y deben lograr la autodeterminación. Este concepto tuvo una importancia muy grande en Yrigoyen, incluso fue el único país de América que ayudó a
La doctrina yrigoyeneana se basa en la cuestión democrática. Creía en que la autodeterminación de los pueblos se debía lograr con naciones en las que este gobernaba, y por eso basó su teoría en el claro principio de la democracia, sistema, en fin, en el que se asegura la voluntad popular. El acercamiento del pueblo a los cargos públicos lo hizo ganar numerosa popularidad. No fue un líder carismático, de esos que se ganaba a la gente con discursos. De hecho no le gustaba aparecer en público. Sus donaciones de sueldos fueron en carácter anónimo y no se supieron hasta después de su muerte. Fue así que forjó una imagen de radicalismo de masas, de radicalismo como partido popular. Una imagen que el partido no volvió a tener nunca más. Aquéllos radicales de su época a los que seguro les repugnaba ver como el líder radical llenaba su entorno de la “chusma” comenzó a llamarlo personalista. ¿Pero que líder no tiene características personalistas? ¿qué persona se convirtió en líder sin ser aquella que dirigía únicamente una organización? Nadie, pero la excusa servía para intentar enajenar la base social y popular del radicalismo.
A grandes rasgos se definió la doctrina de Yrigoyen. Seguramente quedaron muchos cabos sueltos, pero esto se da en forma de introducción, para poder entender que era el yrigoyenismo y poder leer los demás artículos con mayor claridad.
5 comentarios:
Excelente reseña, Nicolas.
Muchas gracias.
Excelenteeee geniall ...
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